“Desde las mutilaciones” (Cuento)
“La Luna” (Fragmento)
Celia acompañó a Selene a dejar sus maletas en la pequeña y acogedora choza que le habían destinado. Y la apuró para que pudiera ver lo más fascinante que la naturaleza ofrece allí a esa hora: La luna, cuando comienza a elevarse sobre el mar.
Se detuvieron cerca de la orilla – abrazadas -, sintiéndose pequeñas ante la grandiosidad de la esfera rojiza, que, poco a poco, fue imponiendo su presencia con tal arrogancia que enmudeció a los espectadores. Al mismo tiempo, iba extendiendo sobre las aguas una franja procedente de su luz - en un lento acercamiento demostrando su magnificencia, pausada pero imperturbable -, hasta llegar a la orilla…
“Semejante a una alfombra real de resplandeciente brillo, emanado por los destellos dorados sobre el débil movimiento de las olas. Y desplegada por los brazos invisibles de la misma doncella lunar en mágica incitación a trasladarse por ella hasta alcanzarla.”
El astro se instaló por encima de la gran masa rocosa. Parecía que su destino era ése, para así formar un cuadro inimaginable a los ojos de los observadores.
Las mentes de los artistas atraparon ese instante único, para luego plasmarlo en el lienzo. (…)
……………………………..
A Selene se le llenaron los ojos de lágrimas; se levantó con un vaso de ron en la mano; buscó con su mirada la luna e intentó verla entre el tupido follaje de los árboles; separó algunas ramas... Allí estaba, demasiado lejana pero esplendorosa - parecían observarse mutuamente. Pensó en lo precipitado del pasar de esa semana. Celia se le acercó muy despacio, como para no interrumpir el instante de arrobamiento. Y Selene comentó: - “Es una luna como para sentirse enamorada y poder disfrutar bajo su luz de los besos del hombre amado… Ese hombre que he esperado toda la vida...” (…)
Autora: Lucía Giaquinto
Victoria, Entre Ríos / Argentina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario